La angustia es como el frío: una vez que se te metió adentro, no hay cómo sacarla.
¨Me llamo Isabel, y durante algo más de cuatro años fui feliz¨, diría, si tuviera que presentarme en un grupo de autoayuda para gente que acaba de perderlo todo.
Tengo todos los aparatos prendidos. Han pasado ocho horas de la desaparición del avión en la cordillera, y los medios de comunicación asumen lo peor. Y peor que eso son las redes sociales. Tendría que apagar la computadora, pero sé que la primera información que exista, llegará por ese medio. ¿El precio? Los centenares de chistes sobre la suerte de los pasajeros.
Los más obvios, por supuesto, hablan de sobrevivientes comiéndose entre sí en la punta de alguna montaña. Los demás, simplemente de la sucesión de catástrofes que ocurren en el país trasandino, y de lo felices que eso los pone.
Mi marido y mi hijo de tres años venían en ese avión.
Una parte de mí se ha vuelto completamente insensible, y observa desde afuera cómo cinco imbéciles repiten chiste tras chiste solo para ser festejados por otros cientos, o miles, de chupamedias que los aplauden como focas.
Un canal de televisión publica la lista de pasajeros, y el nombre de mi marido sobresale de inmediato. Es actor, y esto es nafta entre los imbéciles de Twitter. Los hashtags empiezan a multiplicarse, y observo con fascinación cómo los hijos de puta despedazan a mi familia, sin siquiera detenerse en mi hijo, al que ahora han empezado a llamar “el canapé”.
Hay cobertura en vivo desde aeroparque, y también desde Ezeiza. En ambos lugares se agolpan familiares de los pasajeros. Pienso en lo estéril de salir de mi casa. Cualquier cosa que pase, la sabré primero acá.
El teléfono no deja de sonar, y cada llamado dura menos de cinco segundos. Familia y amigos quieren saber las novedades, y apenas descubro que no es una llamada con información, corto de inmediato. La línea tiene que estar libre.
La primera foto llega desde la cuenta de Twitter de alguien en Perú, y es del fuselaje de un avión. En cuestión de minutos la red está poblada de imágenes aterradoras. Lo único que se acerca en virulencia a las fotos, son los chistes de algunos que todavía están despiertos. Son casi las cinco de la mañana, pero hay gente que no duerme nunca.
A las seis ya está casi totalmente descartado que las fotos sean del avión perdido. Resulta que algunos, con un ingenio agudísimo, decidieron buscar en Google imágenes de tragedias aéreas, teniendo la precaución de asegurarse que los colores de los aviones fueran similares a los de la nave en cuestión. Y tuvieron éxito durante más de una hora.
A las ocho de la mañana, finalmente, la noticia termina de arruinar el día de legiones de internautas. El avión ha sido encontrado en una zona despoblada del sur de Chile, completamente intacto. No hay víctimas, y hace menos de dos minutos logré hablar con mi marido y con mi hijo. Están bien.
Mientras borro mi cuenta de Twitter, termino de leer con asco los últimos mensajes de consternación por el hallazgo.
Excelente mi queridisimo
ResponderEliminar=)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHacer pensar a los demás es una habilidad que tienen las personas muy pensantes. Siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarCuando uno entra al juego, tiene que garantizarse estar de acuerdo con las reglas y jugarlas, sin importar de qué lado tocan las buenas cartas en ese momento, pero retirarse siempre es una opción.
ResponderEliminarSaludos, querido.
El límite entre lo divertido y el acto mecánico de los bufones esperando un aplauso, carentes de empatía por una realidad que hasta que les toque no entenderán. Será que esas mentes morirán de aburrimiento cuando el sarcasmo se agote como un recurso no renovable. Pero como antítesis de esa realidad que nos toca leer están tus cuentos que nos estimulan la mente en múltiples sensaciones que sólo un buen escritor logra conseguir.
ResponderEliminarme gusta lo que dice Cinthya
ResponderEliminaren el jeugo de la vida las cartas te tocan, y te llevan de un lado al otro sin que medie mucho tiempo
me encanta como terminas reflejando las cosas de la vida en unas cuantas lineas
jajaja el final no me lo esperaba! muy bueno Carlos! Siempre es un placer leerte! Gracias. Besos
ResponderEliminarNada peor que millones de personas sin nada que hacer pero con mucha tecnología, y tiempo, a su disposición...
EliminarY pensar que algunos siguen pensando que internet es un lujo...
Saludos
J.
Puede ser que haya escuchado esto en algún medio de comunicación?
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