-¿Tenés talento? Escribí algo ahora, ya, rápido. Lo primero que te venga a la mente. La escritura tiene que ser instintiva, primaria, reaccionaria y animal.
Tengo tantas ganas de pegarte un tortazo que me duele la mano de toda la sangre que me circula en la palma, pedazo de infeliz que no puede dirigir el tráfico de una calle de Necochea.
“Tus ropas caen, lentamente, soy un espía, un espectador …”
-Muy bien. Así. Yo suprimiría el lentamente. Los adverbios no venden. Distraen. Como que además le falta algo de música.
Si, definitivamente te calzo. No pago el alquiler de la pocilga y esta noche estoy comiendo los ravioles de la vieja. “Nene, levantate que son las doce”. Dios.
“Te veré, a través, de mi persiana americana. “
-Persiana americana. Ocurrente. ¿Y si en lugar de eso le ponés “cortina de tul transparente”? Es más sugerente, atractivo, como que te sobrecoge y a la vez te excita.
Imbécil, una palabra más y me va a comprar YPF de todas las manos que te voy a surtir. Y la guita que le debo a Ramiro, ¿de dónde la saco?
"y el ventilador, desgarrándote, se que te excita pensar hasta donde llegaré."
-Seeee, parece que al fin estás agarrando la onda. Es un talento que tengo yo. Pero eso ya lo sabés, si estás acá. Voy a tomarte a prueba un mes. Tratá de pegarte a mi y absorberme.